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Poemarios

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ARCILLA ROJA DE LA SIERRA POBRE 

Trata el tema de la España despoblada donde la memoria colectiva aúna muchas experiencias individuales repartidas por todo el territorio español. El tema aquí es…

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CANTURRIMANDO

Es un poemario lúdico infantil en para motivar a los menores en el amor a la poesía. Contiene muchos poemas escritos en la etapa de la crianza de mi hijo y mis dos hijas y también…

Poemas

SOÑANDO

Háblame dulcemente de ti,

como si de un susurro se tratase;

yo escucharé en silencio tus palabras

y quedaré dormida en tu susurro.

 

Y luego al despertar…

 

Háblame dulcemente de ti,

mi alma serena escuchará tu historia;

mientras aprieto tus manos con mis manos,

me volveré a dormir para seguir soñando.

 

Y luego al despertar…

 

me seguirás hablando.

LA TRAVESÍA DEL INFIERNO

Huir de la pobreza es coger el hatillo,

dejar atrás los miedos, subirse en el cayuco,

agachar la mirada y llorar la partida.

Después de un par de horas,

entre risas y llantos,

la osadía pierde todo el encanto.

 

El silencio se impone, la dignidad se pierde,

el más pequeño muere.

La madre arroja el cuerpo a la deriva,

como estaba pactado de antemano.

Ella se hunde en el tormento más profundo

queriendo aparentar indiferencia.

 

Sabe que su conciencia

no llegará jamás a la otra orilla.

Y se abandona dejándose morir

en brazos de su pena

cuando está tocando tierra en la patera.

AMANECER EN MADRID.

Confluyen los que van y los que vienen.

Coinciden, en su pálpito y su eco,

cultura, arte, ocio y más quehaceres.

 

 

La noche se disfruta,

el día resbala entre escondrijos.

Las calles se saturan con encuentros,

anhelos y premuras

en la esquiva distancia de los días.

 

Villa siempre anfitriona, hospitalaria,

que guarece a quienes se van y vuelven,

igual que a quienes vienen y se quedan,

y a los que aquí nacieron y aquí siguen.

Tiene Madrid, en su alma de trasiego,

un algo inconfundible,

como un lienzo pintojo,

de cúmulos festivos.

CARTA DE NAVIDAD A MI HIJO SOLDADO

Mi querido pequeño, en casa hoy hace frío.

Ya hay que encender el fuego.

El invierno ha decidido anclarnos

a un destino partido:

nosotros en Europa, tú en Asia, en el desierto,

desarraigado, cariacontecido

y quién sabe si al pie de algún herido.

 

Hasta aquí llega el hielo,

traspasando los poros del quebranto,

sin lamentos ni llanto.

Esa maldita guerra, que no es tuya

ni nuestra ni de esa criatura

que tu esposa

acaba de traernos a la vida.

 

Del paraíso “saber que estás bien”,

caen carámbanos sueltos

que se descuelgan, hábiles y atrevidos,

en ese laberinto de esperanza,

también llamado Paz.

La Paz del mundo.

 

Espero tener fuerzas, sinónimo de empeño,

invitando tu aplomo para avivar la hoguera,

acariciar el sueño hasta quemarme,

echándote de menos.

 

Del tiempo y del recuerdo haré las ascuas

que saldrán al encuentro de un sosiego infinito.

 

Al calor de las brasas

haré trizas la irritante tristeza,

incendiando el silencio.

Y en medio del hogar, calor y frío,

dejo incansable con el hilo más grueso

las horas de un camino

con huellas de regreso.

                                    Tu regreso.

EL HUERTO

Cotos de caza para mis recuerdos.

Tengo un cardo en la media,

un nogal en los ojos.

El resto del contorno

del muro pedregoso

es todo un emparrado,

con cientos de racimos

de uvas ya maduras.

 

Cuelgan también alternas

unas aves rapaces

bailando cara al viento.

 

Hay un pequeño pozo

de agua cristalina

cerquita de la entrada.

Lo voy cazando al vuelo

en mi memoria.

La puerta me conmueve,

la encuentro pintoresca:

un somier ya oxidado

sujeto a los dos lados

de manera ingeniosa.

 

El resto, una explanada

de surcos al cuadrado,

soñolientos,

en un compás de espera.

HERMOSA MENTE PREÑADO

La fuerza del poema está en la esfera,

embarazoso globo concebido al calor de la ternura.

Vulcano está al mando de la jaula.

Perdón, perdón.

Quiero decir la fragua,

quiero decir el fuego,

quiero decir debajo de la enagua.

 

Vitrificado espejo de homo sapiens,

animal de rutinas encarcelado en ellas.

Aquí retomo el hilo de la luz de la luna,

ese hilo conductor que es de Murano,

la noche de los libros.

 

Ese mismo universo que esconde, en una letra, l

a magia del lenguaje:

de la esfera a la espera, de la espera a la esfera.

 

Y el útero materno del planeta, doliente, no rendido,

Se dilata, se expande, abre de ti hacia mí

un microcosmos lleno de esperanza,

ese mundo interior que nos habita.

SIN TIEMPO QUE PERDER

Hoy es el día exacto de la mañana

para hacer algo bueno por el mundo,

salir de este silencio tan rotundo,

la rutina de un “bah, pura desgana”.

 

Hoy, sin más, me sacudo la galbana,

grito a los cuatro vientos, lo difundo.

No usaré mal mi tiempo, ni un segundo,

en odiar a otra raza, sangre hermana.

 

Recuérdame si olvido lo que digo

y que el cielo también sea testigo

de los versos que hoy rascan mi garganta.

 

Si te animas, puedes venir conmigo

a observar como abrazo al enemigo,

porque el miedo de amar ya no me achanta.